Patitos en Fila

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viernes, 17 de diciembre de 2010

Orgullo pagano


Yo no sé si por las venas corres sangre o jugo de tomate frío, yo no sé si el tiempo de viaje a Tandil se acorta o se alarga. Yo no sé si todas esas parejas de más de 40 se habrán enamorado en una misa, ni se qué será de la vida musical de esos infantes en los hombros de sus padres ricoteros. Tampoco sé nada del pronóstico, pero la luna cubierta de agua y las estrellas invisibles de pronto salieron a brillar. No sé si Dios canta o usa lentes, pero por un momento más de 90 mil almas escucharon su voz decir: “¡Cuántos que vinieron!”. Estaban flotando en el aire los recuerdos de una juventud pasada que revive en el corazón de cada ricotero en una noche como ésta y todos ahí volvemos a sentir el cuerpo y lo llenamos de magia, de ganas de volar. Y vuelan las bengalas que iluminan la noche, que pintan la pasión de colores y hacen visible lo invisible, hacen posible palpar y oler la pasión, el encanto, la devoción, la fidelidad. Yo no sé si alguna vez los caballos hicieron temblar tanto ese hipódromo, yo no sé si más de uno sintió romperse el corazón, yo no sé muchas cosas, sólo sé que yo estuve ahí, que él estuvo ahí, que ellos también estuvieron ahí, en el pogo mas grande del universo…

1 comentario:

  1. cuantas cosas provoca un recital como ese, no? increiblemente hermosa noche.

    Que haya muchas más...



    Me gusta como escribis.

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