Patitos en Fila

Patitos en Fila

miércoles, 7 de diciembre de 2011

¿Y qué tal si...?


¿Y qué tal si no pueden escapar? ¿Y qué tal si las fuerzas los vencen, y por más esfuerzo que realicen para alejarse, sólo logren acercarse? ¿Y qué tal si se resignan a aceptar que indefectiblemente, aún sin creer en ello, existe un destino escrito para ambos?
Dejarían de simular que no les importa que ocurra en el camino del otro, y soltarían todas las bellas palabras reprimidas bajo la comodidad. 
Permitiría que la llene de sus dudas pero también de su encanto.  Cada noche mientras él repase los sueños e ilusiones que se desprenden de su boca, ella buscaría la forma de concretarlos.
Él disfrutaría de la niñez de su amor, que contrasta tan bien con su intelectualidad. Le brindaría los espacios que tanto necesita y sería su respaldo.
Lo sorprendería su fuerza, su tenacidad, su incondicionalidad.
La sorprendería su sacrificio, su convicción y su talento.
Todo eso sucedería si de una buena vez, lo aceptáran y lo disfrutáran.
Todo, todo eso…sentirse completos y felices.

viernes, 21 de octubre de 2011

Espejismo


Se encontraron. Se resultaron indiferentes. Volvieron a encontrarse, midieron sus intelectos y sus actitudes, se trenzaron en un debate y afloraron sus prepotencias, conocieron sus posiciones y dejaron de lado la displicencia que se ofrecían.

Se acercaron, se pusieron a prueba, se desafiaron, se entendieron, se alejaron y volvieron a juntarse. Se reflejaron el uno en el otro.  Disfrutaron de la compañía como quien resulta afín en todos los contextos, y comenzaron a compartir perfectas sonrisas, entremezcladas en tazas de café, divagues filosóficos, proyectos de ideas en común y se encontraron cómodos, muy cómodos.

Entendieron que querían mantenerse cerca, para estimular e incentivar sus caminos, se entendían como precisos engranajes que funcionaban dinámica y armoniosamente.

Se atrevieron, aplacaron sus egos, se allanaron, se integraron, y le hicieron honor a la humildad. Se obnubilaron en la inteligencia del otro y se abrazaron, una y otra vez. Se contemplaron desde lejos, de cerca, a centímetros. Disfrutaron de verse hundidos en los libros, se quisieron con la mirada, con la piel y con el corazón.  Se pertenecieron.

Egoísmo supremo. Tozudez. Veneno. Locura. Impenetrable coraza al corazón. Aún colocándole la denominación que prefieras, no modifica la esencia del quiebre. Una parte que buscaba entregar todo su ser, convertirse en el sostén que revierta dolores pasados hasta convertirlos en carcajadas y recuerdos pisados. Buscaba ser el par de quien no le interesaba nada de eso. Aquél que prefirió acurrucarse en su soledad, tan cómoda como vacía, tan efectiva como fría. Aquél que no supo entrever en líneas, que además del amor, buscaban rendirle incondicionalidad y lealtad. ¿Existe alguna combinación más valiosa? Pena y dolor, desilusión. Un vacío preparado para empezar a ser llenado, y la misma rutina de siempre. Sufrimiento, resignación, superación, desinterés, olvido.

martes, 9 de agosto de 2011

La militante


Todos estamos de acuerdo en que la pasión representa sentimientos intensos y fundamentalistas hacia algún objeto, alguna ideología, o alguna persona en particular. Puede tratarse de un sentimiento de sufrimiento o de placer, pero con idéntica intensidad.
Desde el primer día que ingrese a la Facultad, llevaba conmigo esa pasión reprimida por la política, por la solidaridad, por los libros, por el aprendizaje voraz, por la defensa del sistema público de educación. Creo con vehemencia que son el firmamento indispensable de una sociedad civilizada, consciente, despierta, voluntaria, activa, solidaria y fuerte.

En mi camino académico, tuve la oportunidad y la suerte de cruzarme con mentes capacitadas, inquietas, repletas de proyectos. Compañeros que el día de mañana formarán parte del grupo privilegiado que conducirá nuestro país. Me complací al notar que llevaban dentro el mismo sentimiento que me identificaba, y me ilusionó el hecho de no encontrarme sola.
El miedo o el desinterés que había silenciado a la generación de mis padres habían desaparecido. Hoy los jóvenes no soportan los atropellos, no se resignan ni agachan la cabeza. Y en ese marco motivador, surgieron las ganas de construir un país que no deje de progresar.

Mis convicciones son fuertes, fundadas, positivas y contagiosas. Junto a esos compañeros, mis compañeros, buscamos devolverle a nuestros pares la pasión y el interés por la política. Nos importa crear nuevos espacios de debate, de análisis y creatividad. Intentamos exprimir el potencial de cada individuo, formar un conjunto sólido que tienda al bienestar y empuje día a día. No alcanza para detenernos las afirmaciones que exclaman que el esfuerzo de unos pocos no tiene importancia o repercusión. Tampoco nos frenarán los impedimentos maliciosos ni los esfuerzos por entorpecer la marcha.

Somos una nueva generación despojada de prejuicios, integradora, que apunta al progreso igualitario. Actuamos con el convencimiento de que la suma de aportes convertirá nuestros proyectos en realidad. Nuestro esfuerzo es la mejor ofrenda a nuestra pasión.


lunes, 1 de agosto de 2011

Desencuentro

Voy caminando soportando el frio matinal. Vos también. Voy distraída y tranquila. Vos también. No tengo preocupaciones, disfruto de una mañana pueblerina. Vos también. Levanto la vista, y te veo. Vos también. Me sorprendo. Vos también. Transitamos en sentido contrario. No me gusta encontrarte. Corro la mirada. Vos también.  Mi cara de desprecio lo dice todo, no hacen falta palabras. Lo notó quien me acompañaba.  Vos también. Nos cruzamos y vuelvo a mirarte. Vos también. Pienso que no era el momento ni el lugar. Vos también. Mi alma y mi corazón se sienten completos, valientes, satisfechos por haberlo dado todo. Tu alma y tu corazón, NO.

lunes, 25 de julio de 2011

Mirada de reojo.

Últimamente empecé a observar que la gente vive paranoica. Todos transcurren sus días viviendo inmersos en la desconfianza, y no me refiero sólo a las personas que entablan relaciones efímeras con extraños, sino a las mismísimas personas que conforman un círculo familiar.
No quiero repetir el cliché de que los tiempos pasados fueron mejores, y que antes todo era mejor, que se vivía respaldado por el peso de la palabra, que valía aún más que la firma de un escribano. Tampoco quiero enumerar hasta el cansancio, como se podía sacar las sillitas a la puerta con una pava de mate y ver pasar a los vecinos, con la puerta abierta de par en par, sin miedos.  Que los abuelos eran respetados como fuente de sabia enseñanza y que antes de traicionar a un familiar se prefería el destierro.
Ya estamos cansados de que nos confeccionen listas nostálgicas, pero tampoco podemos dejar de aceptar que las relaciones se han visto tan desgastadas que personalmente, me desorienta.
Aún en las familias que aparentan ser sumamente sólidas, moviéndose en bloque, sin disentimientos, como entiende el gran Carlos Solari, “cuando al billete hace que baila
la mierda corre y la traición también”.
Percibo que el egoísmo, que antes quedaba de las puertas de la casa familiar para afuera, hoy es el protagonista de cada día. Ya no interesa si es el hermano, el tío, el padre o el abuelo. Si hay que pisarle la cabeza, se la pisan. Sin titubear. Se perdió la solidaridad y el compañerismo dentro del ámbito familiar. Cualquier dicho o acción es vista con recelo, se desconfía, se habla por lo bajo, se cruzan miradas cómplices y condenatorias, prejuiciosas. Los principios y valores cambian con escabrosa facilidad, y la jerarquía que antes nos inculcaban desapareció. Reitero: no considero que todo lo pasado sea mejor, pero me asusta pensar que ya no se pueda confiar ni siquiera en tu propia sangre. Salvo por escasas excepciones, el resto deja mucho que desear.  

jueves, 21 de julio de 2011

Más y más.


Quiero contemplarte. 
Retener la figura de tu perfil. 
Quiero verte sonreir, casi a diario, porque también me gusta extrañarte. 
Tu sonrisa infantil, tímida, silenciosa. Si, definitivamente me gusta extrañarla. 
Pero no por mucho tiempo, la quiero cerquita. 
Quiero saber que si la extraño demasiado puedo correr a escucharla, y disfrutar de como la acompañan tus ojos rasgados. 
Contágiame de tu bondad, de tu inocencia, de tu humildad. 
Enséñame toda tu simpleza y tu humor ingenuo. 
Todavía no aprendí todo de vos, 
y siempre voy a querer más, más y más.

lunes, 18 de julio de 2011

My self


Ayer por la noche tuve contacto con una compañera con la cual hacía mucho tiempo que no charlaba. Obviamente, las primeras preguntas fueron las de rutina. Qué como estábamos, si continuábamos en los mismos trabajos, como iban las materias de la facultad, y todas esas preguntas obligatorias por convenio social.

Había pasado mucho tiempo desde que me había sometido por última vez al clásico interrogatorio de reencuentro, y no me vino nada mal.

A medida que iba respondiendo pude notar, casi inconscientemente que las cosas no estaban tan mal como pensaba. Al contrario. Noté que estaba transitando una etapa de mi vida que me resultaba claramente favorable, porque aunque no esté rebalsando de felicidad, por primera vez en mucho tiempo estoy tranquila, enfocada, estable, fuera de alcance de sobresaltos y de miedos. Enumeré mentalmente todos los ámbitos que forman parte de mis días y pude comprobar que los disfruto. Mi actitud cambió, y se nota. Los demás lo notan, y me lo hacen saber. Disfruto de la compañía de otra clase de gente y espero con ansias mis ratos en soledad para dedicarme a mi misma. No me obligo más a complacer a nadie que no se lo merezca, ni escucho a quién no quiero. No formo parte de todo lo que no esté de acuerdo, y gasto mis energías sólo en lo que valga la pena. Me volví más solitaria, más sensible, más creativa y más paciente. Menos combativa, menos ansiosa, y menos caprichosa. Creo que es un estado de “letargo” voluntario, y me gusta, me hace bien.