Patitos en Fila

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jueves, 20 de enero de 2011

Naufragando


Y ahí estaba ella, mirando las estrellas tan lejanas, pero tan cercanas a sus sueños, sus sueños saltando de estrella en estrella, jugando y riendo a carcajadas. Flotando en el agua, como una cruz que ya se había liberado de su peso, flotando con total libertad en el agua y mirando las estrellas. Tranquila, porque sabía que detrás estaba él, en el otro extremo de la piscina. Mirándola, deseándola, esperando que el agua la arrastrára a sus manos. Fueron minutos que duraron una eternidad. Pudo ver en imágenes nítidas, en aquel cielo negro y profundo, como sería la vida junto a él, como dormirían abrazados, como despertarían con besos que ataquen la rutina, como se apoyarían en aquellos momentos desdichados, y como se divertirían al festejar los logros. Las cenas charlando de sus días, los proyectos de una hermosa familia, los silencios llenos de miradas cómplices, los más dulces besos. Las caminatas por la playa de la mano, sus viajes por rutas desiertas escuchando rock and roll, las tiernas reconciliaciones y los caprichos consentidos.
De repente las imágenes se esfumaron y sintió como él emergía de la profundidad del agua y la sostenía. Y respiraba en su oído, y la dejaba seguir flotando, paseándola por todo la piscina, llevándola consigo, envolviéndole la piel. Sus manos cuidándola, su cuerpo protegiéndola. Disfruto de lo que sabía, sería un momento. Y por un instante volvió a amarlo. La giro entre sus manos, y se sumergieron juntos. Ya en la superficie, sólo con sus rostros fuera del agua, ella lo abrazó atrapándolo entre sus brazos, sujetándolo fuertemente.  Necesitaba saber que el también sentía lo mismo, que no importaba que ocurriera en sus vidas, ya no podrían dejar de quererse y mucho menos podrían intentar olvidarse.

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